top of page

Cuando la virtud sabe a cacao

Actualizado: 16 nov

Hay algo deliciosamente paradójico en la manera en que algunos chocolateros europeos hablan del cacao: siempre con calidez, pero rara vez sin condescendencia.Hablan de “conocer a los productores”, de “poner en valor los orígenes” y, por supuesto, del “impacto social” de sus tabletas de chocolate. Sus palabras huelen a vainilla, pero su discurso deja un leve regusto de paternalismo colonial.


Estos nuevos misioneros del chocolate parten —con camisa de lino y sonrisa tierna— hacia Perú, Colombia o México: países que describen, con el fervor de un folleto de comercio justo, como Edens de granos de cacao que esperan ser salvados. Allí, entre las mazorcas, posan para la foto. Un europeo bienintencionado rodeado de productores agradecidos. La escena está perfectamente montada, la moraleja preempaquetada. Todo se derrite en su punto, excepto, quizás, la humildad.


Lo que estos buenos samaritanos del cacao suelen olvidar es que Colombia, Perú o México no son talleres al aire libre destinados a llenar escaparates europeos. Son naciones que saben hacer chocolate —chocolate auténtico, chocolate fino, chocolate sutil— y lo han hecho desde mucho antes que Europa. La única diferencia es que solían beberlo más que comerlo.


En estos países productores, artesanos están creando hoy chocolates de origen, de identidad, de carácter. Trabajan sus granos como si fueran materia noble, extrayendo de su tierra sabores complejos y luminosos. Exportan, innovan, seducen.Y, curiosamente, se habla mucho más de quienes compran sus granos que de quienes los transforman.

El verdadero progreso —el que no se publica en Instagram— no consiste en “llevar el saber europeo” a los Andes. Consiste en reconocer, sin segundas intenciones, que el saber ya está allí. Solo queda compartirlo para perfeccionarlo aún más. El chocolate elaborado en origen no es exótico; simplemente es legítimo.


Quizás nuestros chocolateros trotamundos podrían ajustar ligeramente su receta: menos vanidad, más respeto. Menos comunicación, más cooperación. Y, por qué no, un poco de silencio —ese que adoptamos al descubrir, humildemente, que el éxito nunca es más que el fruto del conocimiento compartido y la experiencia colectiva.


Porque si la virtud a veces sabe a cacao, sería mejor que se derritiera más en la sinceridad que en la puesta en escena.



 
 
 

Comentarios


Agencia de Promoción de Productos Agrícolas

Espace altura
46 rue Saint Antoine
75004 París
​ Francia

Teléfono. : +33 (0) 1 44 54 80 32
contact@avpa.fr
www.avpa.fr

  • Whatsapp
  • Instagram
  • Facebook
  • YouTube
  • LinkedIn
Mandanos un mensaje 

¡Éxito! Mensaje recibido.

© 2018  Agencia de Promoción de Productos Agrícolas, AVPA

bottom of page